Bom dia! Como muchos ya sabréis por IG, este verano hice un viaje a Porto (Portugal). Llevábamos cerca de cinco años con ganas de ir y la espera mereció la pena porque para nosotros ha sido una de las ciudades más bonitas en las que hemos estado. Sus fachadas viejas y desconchadas, su ribera rodeando al Duero, sus cuestas interminables, su gastronomía, su gente y sus casitas llenas de colores, entre otras muchas cosas, hacen que sea una de las ciudades más especiales y románticas.
Como os he dicho, SUS CUESTAS, forman parte del encanto de esta ciudad. Para que os hagáis una idea, Porto es prácticamente una cuesta rodeada de cosas bonitas. Esta cuesta desemboca en el Río Duero, donde hay una ribera para pasear llena de restaurantes y las famosas fachadas de colores que son el sello principal de la ciudad. En uno de esos restaurantes con vistas al Duero/ Douro, yo me comí uno de los mejores bacalaos de mi vida en un sitio muy recomendable que se llama Bacalhau. Continuando con su gastronomía, no podéis iros sin probar el que es su plato más típico, la Franceshinha, en un restaurante precioso, lleno de cosas riquísimas y súper barato, Brasão. Es un sandwich gratinado, con salsa de tomate y relleno de diferentes tipos de carne.
Nosotros hicimos el crucero por el Duero. No está mal, vimos una puesta de sol de las más bonitas, pero me hubiese gustado que mientras íbamos en el barco nos contasen cosas de la ciudad.
Después de patear la ciudad es para obligatoria el café Majestic para reponer fuerzas con un buen café, un pastei o una torrija con crema de huevo. Es uno de los símbolos de Porto, algo carillo pero muy recomendable.
Café Majestic
Espero que os haya gustado este mini-resumen de nuestra visita a Porto, nosotros ya tenemos pensado nuestra próxima escapada por Europa, será con amigos. Más adelante os lo revelaré.
¡Qué paséis una buena semana! Besos,
Sheila.