BÉLGICA

Goedemorgen (Buenos días)! Mi post de hoy lo voy a dedicar a uno de mis viajes favoritos, Bélgica. El pasado verano hicimos una escapada de tres días y volvimos encantados. Visitamos cuatro ciudades distintas y os las voy a ir explicando según el orden en el que las vimos:
BRUSELAS, es una capital muy cómoda de visitar porque el casco histórico es muy chiquitito y está todo muy cerca. Cuando llegamos nos fuimos directos a ver uno de los grandes emblemas de la ciudad, el Manneken pis o niño meón. No es gran cosa pero ¡es tan saladete y pequeñín! Mucha gente no lo sabe pero en otra calle también hay una niña meona, la Jeanneke pis. Está algo escondida y cuesta encontrarla a pesar de estar en una de las calles importantes (la de los restaurantes). Tuvimos mucha suerte de ir en agosto y ver la Gran Plaza con la alfombra del flores. Al día siguiente la quitaron y también la pudimos disfrutar sin alfombra. Es preciosa y con edificios muy monumentales. Otros sitios que visitamos y que también merecen la pena fueron el Atomium (para verle hay que coger el metro porque es lo único que está retirado), la catedral de Bruselas, el Palacio Real y las Galerías Saint Hubert, que es una calle con un techo de cristal.






GANTE, aquí lo que hicimos fue patear y patear sus calles con canales y edificios preciosos. Cerca de la plaza está su castillo, que es una de sus imagenes más conocidas.


BRUJAS, para nosotros la ciudad que más nos gustó, era como estar en un cuento de princesas. No sé si sóis de visitas guiadas o no. Si tenéis pensado ir con guía, no os lo aconsejo. Mis padres fueron con guía un mes antes que nosotros y no disfrutaron nada de esta ciudad, y creedme que es digna de invertir horas en ella andando y perdiéndote por sus barrios y canales. Nosotros estuvimos casi cinco horas perdidos por sus calles.



AMBERES, fue la que menos nos gustó. Es más industrial y el casco histórico con los edificios bonitos es más reducido. Merece la pena pero sólo si os sobra tiempo. Nosotros fuimos el penúltimo día, pasamos la mañana y nos volvimos a Bruselas que es donde estábamos alojados.

Para visitar todas estas ciudades usamos el tren. Bélgica tiene una red ferroviária bastante buena y, aunque sea muy difícil entenderte con ellos por la mezcla que tienen de idiomas (y que no se esfuerzan mucho por entenderte...), es muy sencillo manejarse en transporte. Pasan trenes constantemente y todos te suelen llevar directos a las ciudades más importantes.



Como es un país donde no paras de andar para descubir todos sus encantos, no encontrábamos mejor forma para acabar el día que unos buenos bombones de chocolate belga o un buen gofre con nutella ¡Mmmmmmmmmmmmmmmmm!